El amor no existe. Existen las ganas de poseer, la fuerza de voluntad, la amabilidad, la atención. Existe la alegría de compartir lo bueno, lo bonito, lo malo y lo feo, existe la letanía de las caricias, tan profundas, tan tenues, tan cercanas, altas, casi veo como suben por el aire al infinito y llegan a comerse la tierra desde arriba. Existen los pasos perdidos en baldíos de cavilaciones, en extraviados de días, cuando ni el tiempo, ni los minutos, detienen el sentir.
Existe la incapacidad de vivir en paz si no se tiene, existe la contentura en su ausencia, existe el sentimiento más colmante, la soledad, existen los besos sin dueños, existe la piel sin textura, los ojos sin visión.
Cuando tomas el mundo volcado en los dedos, cuando se juega con el agua, cuando se liman los mares, cuando se explaya la tempestad, cuando el calor se hace afable y el fuego no quema, cuando el hielo no es frío y los enredos de desatan solos, se callan solos.
No quiero mantener mis escrituras por el resto de mis días, y que haya que caminar, y que haya que arrastrarse, mojarse con el suelo, pero llegar, pero al menos intentarlo.
Nada existe más que las ganas de haberlo dejado todo y seguir ciega, porque nada detiene,... El único mecanismo de alto es interno, el único mecanismo de alto es el nuestro. Y pueden parecer mariposas de lluvia, altas, de alas inmensas, rebosantes en sangre de vida, agua de cal, tierra de nadie, tierra de todos, tierra fértil: Libera tus matas para que crezcan al infinito, para salten sus verdes e invadan por poros a la gente.
Alegría natural, risueñas por vida. Son los pétalos mofándose de las espinas.