domingo, enero 08, 2023

El lado de la plaza en el que no nos besamos

Si tuviera que contar la historia,
sin dudas, partiría contando que la razón fue la curiosidad de ambos de conocer el mundo, 
por aprender, por descubrir, por integrar.
Desde la lengua, que luego serían nuestras lenguas, 
desde las sillas, las caminatas y las risas,
desde el afán del hablar, del verbalizar.

Si tuviera que contar la historia,
sin dudas partiría por descubrir,  no para mi, sino que para los demás,
que siempre me hizo click tu andar.
Que sentía que ese bolso cruzado que usabas,
Iba cargado de sueños y de mundos pequeños.

Si tuviera que contar la historia,
de seguro, el primer cuento del tomo, hablaría de cada una de las letras de tu nombre.
y haría énfasis en la muda que me invitó a rastrearte por todos los medios posibles ajjjaja
Diría que, si no fuera por este blog y estas ideas mías,  mi mente no hubiese vuelto a ti.

Si tuviera que contar la historia, 
de seguro hablaría de tu bicicleta  y de la forma en la que te inclinas y abres la boca al reír.
De seguro describiría cada paso firme y liviano que das,
de seguro recordaría tu olor a tesoro de libro viejo,
de seguro mi corazón recorrería la trayectoria completa de tu pestañear.

Contaría que no podría decir en qué momento nuestras líneas de pensamiento se acercaron hasta que decidimos compartir los mismos libros,
diría que no recuerdo cuántas veces caminamos admirando la ciudad,
pero podría dibujar la frecuencia completa de nuestro palpitar intelectual.

En el segundo  cuento del tomo  destacaría la forma en la que te acercas a mi, 
como caminas más intenso y abres los ojos cuando algo te apasiona y emociona.
Contaría cómo tus párpados a media asta me miran cuando quieres pasar mis páginas, 
tocar mis hojas e interpretar mis textos.
Contaría que tus ojos se cargan de rojo cuando se despliega mi portada y se desnuda mi historia.
Contaría todo, qué no contaría...

El onírico de nuestra historia me habla del lado de la plaza en el que no nos besamos
me cuenta siempre sobre lo que sigue pasando en otro universo, 
nos muestra bajo un cielo escarlata caminando por las noches, 
nos enrostra los ojos de profundidad de confort y anhelo, nadando en el mar del otro.

Si estoy en el bajo suelo y me abrazo a tu pierna, 
siento inmediatamente tu mano acariciando mi cabeza.
Si alzo la mirada conecto con una línea profunda que sale de tus ojos y atraviesa mi alma.
Si siento tus manos, estoy cómoda nadando en el éter que flota a nuestro alrededor cuando estamos solos.
Si me acerco a tu cara, tu naricita se roba toda la inspiración de mi corazón.

En el onírico de nuestra historia, el lado de la plaza en el que no nos besamos
está lleno de flores de colores, de olor a café...
El piso es de portadas de libros, los escalones son tomos de cuero,
los faroles están llenos de luciérnagas...

El lado de la plaza en el que no nos besamos
tiene un barco flotando en el cielo de cabeza a la tierra, 
las estrellas pintan el trazo de su estela 
y su vela vuela como las semillas de un diente de león.

Si tuviera que contar la historia, diría que no puedo saber si hay más tomos.
Pero que tengo la certeza de que la dulzura y el cariño sanan mi corazón,
Siento que tu pluma está enebrada en una aguja de lana que parcha mis heridas 
y me muestra con un cojín de algodón como todos los pasos pueden ser de anís y miel derretida.


Léela con: "En ti" de Nano Stern