Media cansada por andarte persiguiendo, media harta de pelear por ti, de infringir sola las reglas, de encontrarte difícil, porque acostumbrada a los hombres fáciles, a la luna compañera, a los brevajes fuertes, a los amigos aperrados, a los mozos altos y rudos, medios mexicanotes, medios turcos al coger... Ya no quiero Tácticas!
domingo, mayo 17, 2009
martes, mayo 12, 2009
Para eso estamos, mi amor.
¿Cuándo llegaremos a las 100? Si vine a la fiesta fue para divertirme, si me cambié de casa es para renovar y poder presumir que he dejado la anterior, por algo mi nombre, entonces es realmente tonto que me traiga todo lo nuevo, por ende, al ser éste sólo un ensayo: Te dejo en mi morada antigua, no intentes llegar a la nueva porque debes advertir que no estaré ahí. Si te leo es para conocerte y al hacerlo, alocada, te mezclo y desconosco, por eso no alardees, por eso no quieras quererme, por eso aléjate, déjame.
Porque nací para ésto.
Ya no quiero jugar contigo, sólo pensemos que me cansé, que he visto titilar los hologramas, que me senté en lo más sublime de tu alma y que evaluando el asiento lo sentí bello e inmerso en el lodo derredor más intenso y fangueado y no tengo ganas de pasar de nuevo por él entonces me teletransporto, me voy lo suficientemente lejos como para no verte, hablarte ni escucharte, como para que entiendas que sí tiene sentido: Porque no quiero vivir ese dolor, ni quiero compartirlo con todo el mundo que tiene y maneja tu nombre, porque sí me gusta esa privacidad de amante, porque todo lo demás da lo mismo y ya no hay nada que no me sepa a él: Por eso me gusta el café, por eso me envicia, me enerva, me inerva: Ja! Como él.
Para eso estamos, mi amor.
Léete mentiras S.A.
Hasta nunca.
viernes, mayo 08, 2009
Tormenta marina
Yo soy el capitán del barco, he tirado el emotivo por la borda y, con él, las redes con las que pensaba cazarme como pez, casarme como "pez".
Los gritos apulmonados desgarran los oídos de los tripulantes, nadie se atreve a hablar, nadie se atreve a coludir contra mi, nadie me reprocha, ni intentan aguar mi bote.
No sabes cómo deseo que la tormenta hunda mi barco, para perderme un ratito, para esconderme, para culparla de mi desgracia y, aún así, mantenerme fuerte y sangrar mezclándome con el mar.
Yo soy el capitán del bote y he decidido que me tiren con mis cañones, mi ron y mi arena, mis sirenas de noche, las bestias más horribles, los juguetes de objeto como yo, los abstractos.
Yo soy el capitán del barco y te ordeno que no me analises: No intentes contarme qué te dicen: mi postura, mis humores y mi pelo, no intentes averiguar mi evolución racional, ni física. No intentes tocarme, ni mezclarte conmigo, porque Yo soy el capitán del navío: Amo sólo el mar, surco los océanos, cojo en todos los puertos, me sirven todas las aguas y no hay noche que la vela no apañe.
Yo soy el capitán del puerto, porque así lo he ganado, porque mi padre, también marino, no idilizó mis pinturas, esas que ahora llevo en la piel y le muestro a las mujerzuelas de los burdeles.
Tengo aztecas guardados para lanzarme el corazón del pecho a la boca, vomitarlo, enjuagarlo con vino y dárselo al emotivo, y que brinde,... Y que beba... Y que se envenene sólo, porque no sabe disfrutar, porque no tiene fondo, porque se ahoga con saliva, porque come sólo.
Yo soy el capitán del bote porque no queda otro hombre fuerte, porque en riña ganó el orgullo, porque en mocha sonrió el activo, porque todos se cansan buscando agujas, porque no hay quien comprenda este acertijo...
Los gritos apulmonados desgarran los oídos de los tripulantes, nadie se atreve a hablar, nadie se atreve a coludir contra mi, nadie me reprocha, ni intentan aguar mi bote.
No sabes cómo deseo que la tormenta hunda mi barco, para perderme un ratito, para esconderme, para culparla de mi desgracia y, aún así, mantenerme fuerte y sangrar mezclándome con el mar.
Yo soy el capitán del bote y he decidido que me tiren con mis cañones, mi ron y mi arena, mis sirenas de noche, las bestias más horribles, los juguetes de objeto como yo, los abstractos.
Yo soy el capitán del barco y te ordeno que no me analises: No intentes contarme qué te dicen: mi postura, mis humores y mi pelo, no intentes averiguar mi evolución racional, ni física. No intentes tocarme, ni mezclarte conmigo, porque Yo soy el capitán del navío: Amo sólo el mar, surco los océanos, cojo en todos los puertos, me sirven todas las aguas y no hay noche que la vela no apañe.
Yo soy el capitán del puerto, porque así lo he ganado, porque mi padre, también marino, no idilizó mis pinturas, esas que ahora llevo en la piel y le muestro a las mujerzuelas de los burdeles.
Tengo aztecas guardados para lanzarme el corazón del pecho a la boca, vomitarlo, enjuagarlo con vino y dárselo al emotivo, y que brinde,... Y que beba... Y que se envenene sólo, porque no sabe disfrutar, porque no tiene fondo, porque se ahoga con saliva, porque come sólo.
Yo soy el capitán del bote porque no queda otro hombre fuerte, porque en riña ganó el orgullo, porque en mocha sonrió el activo, porque todos se cansan buscando agujas, porque no hay quien comprenda este acertijo...
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