Me pinté los labios de higo y dejé que el auto avanzara, no había más camino que el inerte, que ese que se sigue por inercia, lo dejé pasar, nada podía atravesar mi alma. Entonces, todo iba por mi bien. Jamás había sentido una paz como esa, una calma tan grande, tan larga, tan incesante, me perseguía, no me dejaba y me permitía a la vez dormir, me instaba a no pecar, a negar como nunca otros brazos, a despedazar como siempre mi piel, pero esta vez sólo para él.
Mi gemelo de vicio, mi amante de las sombras, el de alma vacía como la mía, el que se persigue como yo en su alegría infame y superflua, el que se amedrenta con sus palabras, con sus empirismos que le piden que me devore, con sus trucos que soy yo, con sus trucos que son todas. Y se acaba en el putito sentido de la enseñanza, y se blasfema, y se mofa, se cubre de mi, y se sobrepasa, me araña y muerde, me sobrecoge y me protege de lo helado, se ríe de mi y conmigo. Me invita a muchos parajes, pero no puedo abrirle mi alma, él no puede amar a nadie,... Yo tampoco.
Me dejé crecer el cabello, tan largo que casi no se veía mi espalda. Mi cuerpo transmutó, se hizo otro, irreconocible a sus manos, indivisible a sus ojos, amargo a su gusto, plano sin desvaríos, ataviado de nada, aglomerado de todo, impertérrito, increíble, poblado de manos de hombres, plagado de deseos, tan puto y impío como el suyo. Más no puedo dejar de pensar en mi piel pálida que no se deja beber, que se deja viciar por él, que se amasa bajo sus palabras, más palabras de oro, más palabras de frío.
Mi Gemelo de Vicio, nunca lo vi tan grande, ni tan fuerte, ni tan sereno, ni seductor, nunca lo vi tan alejado de mi realidad, tan inserto en su droga, en su alcohol, en su incredulidad, en mi litera, en mi cuerpo, tan harto de mi olor, los hastiaba de sólo mirarlo, lo tocaba con sólo besarlo.
Vámonos a la mierda! Vámonos y dejémoslo todo, vámonos lejos de aquí porque eres lo que necesito, lo que necesita el mundo y por eso te quiero. Y yo? Yo no te quiero Gemelo, somos solo coplas de la sangre, coplas de muerte y de vida, somos... Bah! Qué somos! No somos nada! No somos paz ni calma, ni impulso, ni histeria, no somos algarabía, ni partuza, mi partuza alegre de Ron. Deja que te beba, deja que te bese hoy, nunca he hablado tanto de ti, nunca he sembrado tanto tu nombre en otras zonas como ahora. Nos parecemos tanto, tanto...
Entonces dime: ¿Por qué? Por qué pasa ésto? Te escaparás dos semanas para que luego, cuando llueva y sea yo capaz de perseguirte, volver a tu morada, sacarte de ella e instarte bajo la lluvia a la caminata, para volarte en el universo que pende de la bola del cuello del gato. Ahí estamos, decirte lo qué viví, mentirte un poco, y dejarte calmo...
Mi Gemelo de Vicio, mi gemelo de vicio... El espejo es tan plano que de acercarnos tanto podemos dañarnos, golpearnos tan fuerte y morir, distintos a como padeció Narciso. No lo hicimos por miedo, por miedo a nosotros mismos... Nuestros Gemelos de Vicio