Aunque hayamos creído que el mundo se abandona, la gente se seguirá levantando, los hombres seguirán cantando y algunos volverán a sonreír,... Cuando detienes las ruedas y te bajas a caminar, cuando decides observar y te das cuenta que todo se repara en cierta medida, cuando te das cuenta que hay quiebres que fortalecen y mejoran. Cuando te das cuenta que no importan el viento, ni la lluvia, ni el calor furioso, ni las alergias de primavera abaten, porque siempre habrá fuerza, porque siempre habrá tesón, porque siempre habrá alguien con algo por qué luchar.
No importa que los sueños te traigan viejos baúles con ofrendas de lo que no fue y que ahora pudiese ser mejor, no importan las telas rotas y las usadas, no importan. No importa la vida que murió si no fuese por su ideal y no importan los personajes que pasaron. Si mientras respiramos a veces nos cuesta comprender ciertas cosas y, a medida que se te va el aire empiezas a entender. Una vez me dijeron, por ahí, que el ser humano nunca aprendía, que era una especie terca, siempre cometiendo los mismos errores, siempre con las mismas fallas...
Derrepente creo que hay factores que intentan quitarte los sueños, que intentan opacarte, bajarte, olvidar la música y su sentir, olvidarte, abandonarte... Cuan resistentes seamos a ello, cuan fuerte nos haga pelear, significará el tamaño de la gratitud, con uno, con la vida, con los ojos que permiten verlo todo, que permiten saberse verdadero, espontáneo, innato,... Natural.
Así el sol come las nubes, despeja los cielos y guarda el agua para alimentar, mueve semillas con el viento, nutre la tierra, hace crecer plantas, alimenta de calor, eclipsa los cuerpos más bellos, y hace brillar los opacos como si tuvieran el pelo al viento, fulgurantes, amantes...
2 comentarios:
El infantilismo que interpretan los sueños está lejos de convertirse en la morada de las esperanzas del futuro, sobre todo en la época en la que nos circunscribimos.
Quizás tomar la vida desde el punto de vista del existencialismo sea prudente en relación a las desavenencias que invoca el quehacer de la esperanza.
Veo además que el titulo va de la mano de alguien que intenta destruir sus esperanzas, aunque es solo mi interpretación.
Saludos
Querido Anónimo:
El infantilismo que, según usted dice, consiste en creer en nuestros sueños, más que convertirse en la morada de un futuro puede acrecentar el espíritu y la vida... Cómo no tener ideales, cómo no soñar, cómo pasar la vida sin tener esperanzas, sin creer en ellas, sin luchar por ellas, sin saberse lo suficientemente fuerte para reunir el ánimo de cumplir las propias metas?
Me gustaría contarle que en mi vida lo prudente no reina por sobre la alegría de nutrirse, evadir las reglas está entre mis hábitos favoritos, si las consideramos como aquello que nos impide cumplirnos como ente espiritual y creciente. Nadie debería circunscribirse a las limitaciones del cuerpo y de lo "real": La vida tiene más de ficción.
Por último, el título, lejos de intentar destruir las esperanzas, alienta a luchar por ellas, luchar por lo tuyo, luchar por un credo, creer en lo que dices y piensas, y pelear porque, en algún momento o de alguna manera, quede y sea compartido.
Atte.
Ejría Hatvi
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