No lo creo, me lo dices y repites constantemente.
No lo creo... Y así mismo lo siento yo, increíble, pero qué mala suerte que sea esto así y en este momento.
Me siento fuera de mi cuerpo, sobretodo lejos de mente, que me grita muteada y hace mímicas, ademanes cínicos y contenidos para que los demás no lo sepan lo que nosotros sí sabemos.
Siento que te miro, que te espero, que te sigo, que te siento, que te imagino ... y sólo quisiera arrancarte como el mar me arranca la pena. Y sólo quisiera que me dejase limpiecita de ti, que la mente me borre tus recuerdos reales y los que la creatividad me ha dado, que se lleve con el baño todo lo que quiera, sobretodo las expectativas.
Quiero que el universo me de el olvido de tu anhelo, quiero dejar de esperar tus ojos, quiero que la mente no me replique tu voz, que la música deje de tocarse para ti, ¿En qué momento te volviste el protagonista de ella?
En la madrugada, en el amanecer, en el día y en la noche, me siento como una gata pendiente a cualquier roce del viento, a cualquier rayo de sol, a cualquier letra...
Quiero matar la curiosidad para que no me mate la ansiedad, que me entra una pena amarga por el miedo al cambio, a la vida, al vivir, al balazo en el corazón, a la necesidad de ser parte de tu melodía.
Pienso todo esto en un segundo y luego sólo me repito: "Mejor duerme, mejor duerme".
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