Buddha dharma
¿cuánto debemos concentrarnos para llegar a la iluminación?
¿cuánto debemos buscar para encontrar, más que la aceptación social, la nuestra, lo que nos acomode y lo que, más allá de brindarle importancias a las máscaras que no logramos destapar por inconstacia, nos permita conocernos y poder decir yo soy así...
a cuantos estilos nos adaptamos una y otra vez, cuánta música amamos, cuanto cambian los gustos según el ánimo, nos salvamos eligiendo los colores que tiñen nuestro días, nos salvamos con las sonrisas materiales que logramos regalar y nos enaltecemos con las que valen un poco más, no indagamos en lo que nos cuesta vida y lo que no, aprendamos a no votar cuerpo y liberarlo ante la presencia del silencio reinante que nos da tiempo suficiente para reflexionar y determinar que escapar de Austria para ir a escalar el Tibet quizás no sea el camino más rápido pero si el mejor y más seguro...
Hoy me voy de mi país, dejo todo en mi ciudad y empiezo a caminar bajo la lluvia de Abril, seguiré un otoño se cerca y me alegrará verlo cada instante hasta alcanzar mi meta, las piezas de un estrecho camino me ayudan en el lejano viaje, porque pasan las semanas y no escucho los murmullos de los que pasan y los veo pasar, y etonces sonrío y miro lo que dejo y como te dejo, y luego comunico que te llevo conmigo, sin tu cuerpo, que te llevo en mi, y somos como flores del lodo, que aún arraigadas al lodazal de la humanidad pretenden alcanzar el sol que solo en su infinita eternidad lanza rayos para no sentirse acongojado...
Hoy siembro anís, para cosecharlo en nogales, hoy rio de mis pies que no cumplen su función, porque floto cada vez que cambio y cada vez que me tienen miedo y respeto bloqueo para no sentir la frialdad de una relación sin calidez, hoy lanzo mis pétalos y dejo descubiertos mis pistílos para que fecunden con nuevas ideas muchos mundos paralelos en una misma dimensión, lo que todos tenemos en común y no logramos afiatar, que tenemos creencias absurdas o no tanto que enemos vida y debemos emplearla en poder alcanzar un nirvana, que se rompe con lo cíclico de la muerte que nos convierte en polvo, nos lleva a la tierra y nos hace renacer en flor.
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