Se tornan de colores las estaciones del año para cerciorarse de su visibilidad,
quieren ponerse coquetas frente a mi, llenarme de un brebaje eterno y fulguroso .
Se inquietan, expectantes frente a esa piel, esa tersa piel...
Cuán mías son esas manos, no me doy cuenta que me están tocando,
no percibo, como lascivo, ese aroma tan envolvente.
No percibo como maldito ese afán de la vida por tenerte...
Tampoco me hieren las espinas venenosas de las palabras de esa rosa...
!Qué rosa tan azarosa! venidera y esquivosa, sedienta y ahnelante...
Implacable, no es rosa de los vientos, tampoco es de fuego, no vive ni del agua..
Una rosa aireosa, una rosa, una rosa..
Cuando el viento la mueve y se mecen sus hojas puede llegar a clavarse sola...
Cuán mías son esas manos, no me doy cuenta que me están tocando,
me hierve la piel, untada de miel, descansando en un colchón de naturaleza,
!Qué malvada... Me lleva por los parajes, para verte, Rosa,
en tu esplendor nocturno,en tu explanada lunar, en tu rayo de luna,
en tu carácter cambiante, en tu sendero....
Se tornan de sabores los pensamientos para hacerme sentir el escalofrío de su mirada,
quieren alcanzarme con sus manos de luz y cuando alzo la mirada, ya me abrazan.
Se sienten llenas de agua sus hojas, para hacer vibrar mi alma, para no dejarme en calma...
Cuán mío es tu cuerpo de Rosa, cuán suaves son para mi tus espinas, cuán inquietante es para mi
pensar que la primavera acaba, y que, con lo que me gusta el otoño, tendré que verte caer nuevamente,
ajada Rosa, marchita por tus pensamientos, seca de tu aire, libre de mi alcance...
Y cuando creo que el otoño me gusta más, y siento el frío del invierno, y siento que me abriga el alma el calor de las mantas, llega tu primavera...
Y cuando creo que no te alcanza ni mi susurro, te abalanzas sobre mi,
como una avalancha cubre una casa, como la cascada cubre su roca, como un árbol que cuida su semilla...
Y cuando mi manto se despoja de tu rojo de rosa, tú te encargas de hacerlo aún más fuerte,
de hacerlo aún más potente, de desbordarme con ese perfume penetrante...
Y yo que soy tierra, y lo único que espero, es recibir cada vez tus pétalos de Rosa.
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