Fresca está el agua que pasa por mi cuerpo, aún conserva lo gélido de los glaciares contenidos, los nervios fríos se extienden en el organismo viviente de la máquina humana y las sensaciones penetran la roca que se hace blanda ante la vista cautiva de los replandores naranjos, las palabras secas me seducen queriendo acaramelarlas y hacerlas, no rutinarias, pero frecuentes. Al oscurecer no se han olvidado las bondades tiernas de las manos y la seducción presente en los aromas terrenales, la avaría previa a la guerra por los intereses de las cosas que ya están marcadas corrompe nuestros corazones y desata los más fobistas deseos de proteger lo que viene, terminaremos comprando como ganado el aire que nos queda por nuestro porpio asesinato, somos sonisesa y vendemos la vida con caretas, me gusta descubrirlas, aunque no tengo mucho talento, a veces ansio poder adivinar situaciones con la mirada, pero lo admito: no tengo el don, y me lleno de información para poder sacar conclusiones, el tiempo apremia y me encantaría poder hacerme partícipe de miles de miradas cómplices, las ideas se enlazan con mis letras y les gusta jugarme malas pasadas, me relaja la instancia luego del climax, como mi voz calmada da sueño a ciertas personas, como mi casa que llena de colores cálidos invita al sueño profundo, mi cama suave reposa mi cabeza y aquieta los pensamientos que amenazan con estallar, cubre los secretos más profundo y contribuye con los planes más macabros, ahora se sentencia por querer decir muchas cosas que no cicatrizadas las heridas son sal que causan dolor. En la espera porque me invites a tu casa, cicatrizan las heridas de lo ardiente.
miércoles, octubre 24, 2007
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