viernes, octubre 20, 2006

Carpe diem

El indio se cae muerto,... a dónde se fue todo?
El indio ha madrugado, se ha levantado, quiere vivir el día.
Recorre los senderos de su verde bosque, lleno de alegres criaturas que lo observan amistosas. Comienza a subir la montaña, llegada la cima, alcanza su punto máximo el sol, tostando aún más su piel morena, los cantares que brotan del sururro del viento acarician suavemente su cara, cara de hombre libre, libre como el viento que arremete todo a su paso, abriéndose camino por donde no hay, cara de hombre valiente, cuya sangre roja se torna jasmín al amar, verde al ser libre y azul al caminar. Su camino continúa, bajando de la mano de la naturaleza que lo sostiene para no caer, llega a la cascada de agua cristalina, son las rocas lisas las que la vuelven azul, único azul comparable con el color de sus ojos, el indio se sumerge en lo profundo lanzándose, el agua dueña de la protección máxima lo acoge y lo abraza con su gran manto...