domingo, julio 26, 2009

Gemelos de Vicio

Me pinté los labios de higo y dejé que el auto avanzara, no había más camino que el inerte, que ese que se sigue por inercia, lo dejé pasar, nada podía atravesar mi alma. Entonces, todo iba por mi bien. Jamás había sentido una paz como esa, una calma tan grande, tan larga, tan incesante, me perseguía, no me dejaba y me permitía a la vez dormir, me instaba a no pecar, a negar como nunca otros brazos, a despedazar como siempre mi piel, pero esta vez sólo para él.
Mi gemelo de vicio, mi amante de las sombras, el de alma vacía como la mía, el que se persigue como yo en su alegría infame y superflua, el que se amedrenta con sus palabras, con sus empirismos que le piden que me devore, con sus trucos que soy yo, con sus trucos que son todas. Y se acaba en el putito sentido de la enseñanza, y se blasfema, y se mofa, se cubre de mi, y se sobrepasa, me araña y muerde, me sobrecoge y me protege de lo helado, se ríe de mi y conmigo. Me invita a muchos parajes, pero no puedo abrirle mi alma, él no puede amar a nadie,... Yo tampoco.
Me dejé crecer el cabello, tan largo que casi no se veía mi espalda. Mi cuerpo transmutó, se hizo otro, irreconocible a sus manos, indivisible a sus ojos, amargo a su gusto, plano sin desvaríos, ataviado de nada, aglomerado de todo, impertérrito, increíble, poblado de manos de hombres, plagado de deseos, tan puto y impío como el suyo. Más no puedo dejar de pensar en mi piel pálida que no se deja beber, que se deja viciar por él, que se amasa bajo sus palabras, más palabras de oro, más palabras de frío.
Mi Gemelo de Vicio, nunca lo vi tan grande, ni tan fuerte, ni tan sereno, ni seductor, nunca lo vi tan alejado de mi realidad, tan inserto en su droga, en su alcohol, en su incredulidad, en mi litera, en mi cuerpo, tan harto de mi olor, los hastiaba de sólo mirarlo, lo tocaba con sólo besarlo.
Vámonos a la mierda! Vámonos y dejémoslo todo, vámonos lejos de aquí porque eres lo que necesito, lo que necesita el mundo y por eso te quiero. Y yo? Yo no te quiero Gemelo, somos solo coplas de la sangre, coplas de muerte y de vida, somos... Bah! Qué somos! No somos nada! No somos paz ni calma, ni impulso, ni histeria, no somos algarabía, ni partuza, mi partuza alegre de Ron. Deja que te beba, deja que te bese hoy, nunca he hablado tanto de ti, nunca he sembrado tanto tu nombre en otras zonas como ahora. Nos parecemos tanto, tanto...
Entonces dime: ¿Por qué? Por qué pasa ésto? Te escaparás dos semanas para que luego, cuando llueva y sea yo capaz de perseguirte, volver a tu morada, sacarte de ella e instarte bajo la lluvia a la caminata, para volarte en el universo que pende de la bola del cuello del gato. Ahí estamos, decirte lo qué viví, mentirte un poco, y dejarte calmo...
Mi Gemelo de Vicio, mi gemelo de vicio... El espejo es tan plano que de acercarnos tanto podemos dañarnos, golpearnos tan fuerte y morir, distintos a como padeció Narciso. No lo hicimos por miedo, por miedo a nosotros mismos... Nuestros Gemelos de Vicio

sábado, julio 25, 2009

El loco...

Gracias... Tú también eres de oro.

lunes, julio 13, 2009

A mi pesar, sólo tuya...

No seas egoísta, femenina y tortillera, vida de mierda, que me quieres sólo para ti y no me dejas besar. No me imites, terca y sorpresiva, que le hubiese saltado encima y lo hubiese despedazado, si no fuese tuya, a mi pesar...
Qué me importan las felicidades de miembros colgantes sin ayudantías de suave sostén. No quiero comerme, no quiero que me mires ni me toques casual mientras otros me admiran y desean de mi...
Deja que el frío aire primaveral penetre mi pecho y mi cuerpo mientras me lame el agua que contiene aquel árbol, mientras gozan de mi y yo ahí, plantada sin espasmos, como sumergida en la nada como absorta por lo que sucede...
Casi sentí su cuerpo firme y liviano sobre el mío, más dañado y pesado por suciedades, por que te tengo encima, vida sucia, porque aún dañas mi expediente. Porque sumando olores sus ojos son limpios de maduros y libres de nosotras, lejanos a nuestro cuerpo compartido con quienes plazcan de nuestra cama.
No seas arribista, coqueta y lesbiana, que a putadas entiendo que ganaste en el pacto, que me he vendido y de libertad nunca he sabido, que de alegrías son las menos más planas estructuras nombradas así para pensar en sentir.
Has sido siempre ingrata, has mermado mi cariño, mi placer y, por sobretodo, mi orgullo.