martes, enero 05, 2010

Astro y Satélite

Soy mi chistecillo, mira mis tonteras de madrugada, escribiendo, pensando, meditando en todas las cosas que te dan, que me dan, que me doy, que la vida y la energía decide. Huele, mi amor, hay viento y nubes de lluvia, de esas que ni mi gran boca puede comer y ocultar, como si fuesen algodones húmedos, gélidos vertidos en tan hermosa noche, en tan dulce madrugada...
Te necesito, ahora sé que te necesito...
La verdadera historia dice que el sol no fue el enamorado primero de la luna, sino que ésta lo espiaba, a cada mañana, a cada noche, en sus juegos con el agua y envidiaba, pasiva, la risa de ésta cuando lo bañaba y chirriaba de alegría por tan cálida y agradable compañía, hasta que un día, con el viento coludida la tierra, que observaba todo de lejos y le contaba al agua las andanzas de la luna, dejaron al descubierto a la Luna y ésta, sin más embozo se vio descubierta en un cielo radiante... Y se veía tan hermosa, tan radiante que el sol festejó su osadía y juntando las risas del agua le regaló los arcoíris y los hizo llegar a sus pies, cobijarla, envolverla, hacerle saber que, con él, jamás estaría sola, jamás estaría vacía...
Contigo, soy feliz. Y no hay más.