jueves, julio 29, 2010

Por un credo

Aunque hayamos creído que el mundo se abandona, la gente se seguirá levantando, los hombres seguirán cantando y algunos volverán a sonreír,... Cuando detienes las ruedas y te bajas a caminar, cuando decides observar y te das cuenta que todo se repara en cierta medida, cuando te das cuenta que hay quiebres que fortalecen y mejoran. Cuando te das cuenta que no importan el viento, ni la lluvia, ni el calor furioso, ni las alergias de primavera abaten, porque siempre habrá fuerza, porque siempre habrá tesón, porque siempre habrá alguien con algo por qué luchar.

No importa que los sueños te traigan viejos baúles con ofrendas de lo que no fue y que ahora pudiese ser mejor, no importan las telas rotas y las usadas, no importan. No importa la vida que murió si no fuese por su ideal y no importan los personajes que pasaron. Si mientras respiramos a veces nos cuesta comprender ciertas cosas y, a medida que se te va el aire empiezas a entender. Una vez me dijeron, por ahí, que el ser humano nunca aprendía, que era una especie terca, siempre cometiendo los mismos errores, siempre con las mismas fallas...

Derrepente creo que hay factores que intentan quitarte los sueños, que intentan opacarte, bajarte, olvidar la música y su sentir, olvidarte, abandonarte... Cuan resistentes seamos a ello, cuan fuerte nos haga pelear, significará el tamaño de la gratitud, con uno, con la vida, con los ojos que permiten verlo todo, que permiten saberse verdadero, espontáneo, innato,... Natural.

Así el sol come las nubes, despeja los cielos y guarda el agua para alimentar, mueve semillas con el viento, nutre la tierra, hace crecer plantas, alimenta de calor, eclipsa los cuerpos más bellos, y hace brillar los opacos como si tuvieran el pelo al viento, fulgurantes, amantes...

sábado, julio 03, 2010

Optar

Nos dejamos aprender a ver con los vidrios empañados, permitimos acostumbrarnos al sofoco mohoso de éstos sin quebrantar las ganas verdes de limpiarlos, cuando las flores se abren rosas en el patio y el sol brilla en lo alto del cielo, miramos encarcelados en el hogar sucio e infecundo.
Siempre he creído que la confianza es un proceso constante, algo que debe mantenerse, cuidarse,... Planta que no resiste rupturas ni olvidos, planta que no se alimenta de desaires, ni quejidos.

Obsesión y costumbre, costumbre y goce, algarabía y regocijo... Muchas veces me dijeron que habían cosas por las que uno debía pelear sabiendo que no vería resultados, confiando en que los que vendrán después podrán disfrutarlo... ¡Qué trabajo más ingrato, pero qué beneficio más lejano! Cuando quedan satisfechas las ganas de pelear, cuando se sacia el deseo de eliminar asperezas del mundo... Quienes nacimos con las ganas de cambiarlo, quienes vivimos con la inconformidad en pos de algo mejor, quienes no negamos el esfuerzo pero inquietamos al saber que se puede más.

La motivación como ofrenda divina al quehacer humano, el deseo como religión de la acción y la gracia como asombro por la perfección natural. Las siembras por los surcos del cerebro y la cosecha en la piel ajada. Los sueños que se cumplieron, los secretos contados y las ilusiones concretas, en el momento en que definimos el material como abstracto, la óbice como ayuda y la explanada como irregular, todo con un fin que parece ilógico pero es más que cabal.

Al final de la canción de las mariposas tristes, dejan su vuelo en rojos, dejan su vuelo en azules, dejan su vuelo a terrenos de dioses humanos con herramientas para cumplirlo todo, con la maquinaria más perfecta para trabajar, como por búsqueda única, como razón de vida, que logre encontrar para sintetizar una obra de iluminada felicidad, aquella permanencia en el conocimiento de su poder como voluntad.