miércoles, abril 28, 2010

Los robles caidos siguen siendo madera de calidad

Jamás me he despertado sabiéndolo, ni las tardes, ni las noches más sobrecogedoras, ni los días de las pérdidas, ni los de las mentiras piadosas. Y cuando el Grinch se robó los días amorosos me burlé de los que no lograron reírse de lo amañado que era, ni en la Isla de Quienes, ni en la vida tropical. Ahora, propongo lo siguiente: Descubiertos en daños de jitanjáforas embozadas de telas de tinta encurvada, orate de azules tan interminables, del contraste de la sombra linda con el verde, de los llantos, las amalgamas, los tachos que tapan caras basureadas, en ese entonces: No se perderán los recuerdos, ni los detalles de las construcciones propias, las estelas ganadas con el sudor de los astros en el vacío, lo que no conocemos apodado de nada sin pensar en nuestra incapacidad para medir, sentir y sopesar lo que está fuera de lo que percibimos. No se perderá el dolor de las manos cuando gozan, ni la energía atrayente de las "contenturas", no se perderá la filosofía del liberalismo, ni se adquirirán óbices con los años...
El aumento en la línea mediana hacia el horizonte de la iluminación suele ser más entretenido que la última, mientras el desecho de todos los efectos residuales del sansara provocan un aumento febril en los rasgos de las facias contrastadas con una verdad quemante: Cuando los mundos se exceden en su mundo infinito deseando alcanzar otros fines opacan las ondas, yo siempre supe que el omnisciente de todos modos quiere darle su opinión al lector, quien de todas formas cambia la historia al antojo de su interpretación, cuando es poesía o basura poética, como la mía.
Los robles caídos siguen siendo madera de calidad y quizás tenga más valor que el que tiene firme las raíces, porque es capaz de generar vida desde la muerte, una totalmente distinta a la anterior, pero renovada. Aunque pueda acabar inánime.
Sin entusiasmo por la lucha se quedan las células que no se animaron a desafiar el ciclo, a veces la vida se encarga de hacernos ver mejor lo que hay cerca: El mejor sonido es el silencio y lo que le sigue, el mejor pensamiento es el vacío y el respiro, la instancia más cercana no es corporal, es de almas.
Jamás me desperté sabiéndolo y creo que, en esta parte del ciclo, no sucederá... Pero cuando giren los engranajes y se suelten las manillas de ese cosmos, el caos se dejará caer sobre la noche y vendrá a implantar lo que es suyo, y traerá su noticia haciéndoles saber a todos lo que ha sido suyo y lo que se reservaba el vejestorio.
No hay deseos de anís, ni cifras de marfil, porque cuando el sol retorne al rojo y la luna al azul Pocas serán las caras de todopoderosos de cuentos que veremos en la explanada: Fácil de moldear, inalcanzable y certera, imposible de asociar por su cualidad, el diamante, la roca más bella.