lunes, octubre 03, 2011

Desencanto

Me arde el corazón con la sartalada de palabras no aguantan en dispararse,
me quema la rabia de la traición y lo cobarde de tu actuar.
Me incineran las emociones contenidas, las horas que no dormí, la energía perdida.
Me apesta la incongruencia y soy una convencida de que no hay mejor sensación que la desdicha y el desencanto para escribir antipoesía, mire que quien piensa en cosas lindas, las manifiesta o es poeta y quien critica, alega por un cambio.
A usted no le gusta la crítica, al mundo no le gusta la crítica, al mundo no le gusta la verdad, a usted tampoco. Y, al menos, si fuese capaz de mentir sin ser pillado o mentir para aplacar y ser creído, sería menos grave.
Me molesta la dedicación mal agradecida, me molesta la vil práctica y me molesta el aprovechamiento.
Me desahoga mofar iracunda, me pacifica bufar, me desenreda disparatar.
Me trastornan las frases sin fondo, me parecen una burla.
Me da asco ver como te burlas de mi, como todos lo notan, como no te das cuenta.
Antes podría decir que me apenaba, pero ahora te lo digo así: Me desespera la forma en que te doy asco, me desespera el punto al que llega la vergüenza que sientes por mi, la manera descarada en que me mientes y las veces que has prometido cuidarme en vano.

miércoles, junio 08, 2011

Manual para vivir en plano.

No vamos de acuerdo a las modas, ni estamos al tanto con las otras personas. Qué del hacer personal cuando se toman rasgos aventurados de otros? Prodúzcase, entonces, el quiebre inflexible de la soledad más de acorde a las situaciones en las cuales se viva acompañadamente. Acótese a la camaradería misma de sus pensamientos. Libérese de la basura de palabras que inundan el fondo blanco de la mente cuando se desee hablar consigo mismo. Analícese, analícelo todo, mire que no es sencillo andar por ahí sintiéndose escoria de creer.
Cuando las nubes tergiversan el cielo y lo vuelven de otro color, derrepente cuesta recordar el refulgente de las estrellas en el oponente opaco.
Mire la luna, ojalá: Mire el sol sin quedar ciego, mire los árboles, coma flores (No saben mal), salte, cuide sus rodillas y esfuerce sus músculos...
Siembre letras en los surcos del cerebro, quizás le crecen árboles de ideas que alimenten su cabeza de las cosas que aún no se le ocurren. Derrepente, cuando se está de afuera cuesta menos pensar, derrepente, cuando se habla con los que están fuera, cuesta menos analizar, derrepente, cuando se quiere a las ratas, objetos de estudio, quizás su proceder sea un poco más distinto.

No piense que los demás se infravaloran, al contrario: O se valoran humildemente, o valoran por encima de la media, de modo que, todo lo que le rodee tenga alguna sensación implícita con el suyo. Y, por otro lado, preocúpese si piensa más en el perro que pasa por su lado antes que en usted.

No se prive, viva como se le antoje, sin invadir espacios ajenos. Quién dijo que era malo ser terrenal? Está en nuestra naturaleza, no se queje de eso, nadie puede obligarlo a violentar su espacio, ni el metro cuadrado indispensable, ni las praderas inmensas que usted desease, si quiera, contemplar. Nadie puede disponer de su tiempo, ni tampoco puede exigirle tratarlo como un dios (Con minúscula y en subíndice, destaco). Nadie puede exigirse, amedrentarse por lo que considere justo y preciso.

No se burle, que cuando uno escoge crecer, no puede ir acompañado, ni la biología, ni la filosofía lo permiten, por tanto: Puede usted comer acompañado, pero la digestión siempre la hará sólo.


sábado, junio 04, 2011

Ejría Púrpura

Lluvia y Junio, junio y lluvia. Termina el periodo Geminiano y comienza, al fin, el de Cáncer. Insípido es todo lo guardado en meses bipolares, hastío provocan los sabores agridulces en mi boca. No creo que sean bonitos los matices de las balanzas... Siempre centrada en una tierra sin sismos,... Cuesta entender los vaivenes de los planetas.
Hago el intento de ser ignorante a lo que pasa por mi cabeza, de bloquear ciertas cosas para poder avanzar, porque, como dijo García Márquez: "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado."
Sin ánimos librarme del fango incansable de la vanidad del pensamiento, del porvenir del futuro integral, de la potencia vigorosa del fuego ideal, de la tentación de lo sublime y de la risa de lo malévolo, camino a expensas de la esperanza de sembrar libertad de alma, de cosechar armonía para andar.

Me como los pétalos de las rosas y enfrasco música antes de partir, recojo los frutos secos de lo que creí, me compadezco de los recuerdos y avanzo. Pienso en los ojos clementes, menesterosos de amor, en los cuerpos tristes a mi ignorancia... Siempre lógica, analizo y decido. Sigo caminando por los campos y me encuentro pastores que tratan convencerme, les digo con decisión: "Tu camino no es el mío, Pastor. Sigue febril buscando tus ovejas, que yo no soy una de ellas, y si me molestas, seré el lobo que abuse de esas".
Cuando por la senda se encuentran mustias flores púrpuras, parece que hablan sangrantes, que flamean fragantes el viento, que coquetean con los andantes y me dicen: "Ejría! Dejadnos tocar tu pelo enredado! Dejadnos! Dejadnos pasear en tus manos! Dejadnos llegar a tu jardín! Dejadnos beber de tu agua y colaborar en la ornamenta de tu camino marfil". Las miro con dulzura y les suplico: "No vengas conmigo dulce flor, que la vida en mi rancho es dura, la tierra es ácida y las plantas venenosas, no sabrían apreciar tu canto y tu danza, no se maravillarían de tu hermosura, con sus almas malvadas no la entenderían, no reirían con tus bromas, ni comprenderían tus ideas, porque las crié duras para el ambiente, tersas por la arena, hábiles contra la vida ajena". La Púrpura me miró triste y no aguanté decirle: "Pero invítame flor, a quedarme contigo y a adornar con tu senda mi cabello, y a vestir con tu brisa mi cuerpo. Invítame flor hermosa y me quedaría por siempre contigo, te enseñaría hasta lo que no sabría, te llevaría hasta los lugares más lindos que aún no conozco, te daría mi alma y mi alegría, te regaría y alimentaría con al amor de quien resguarda el tesoro más preciado por su ánima. Te cuidaría púrpura, entregando el carmesí de mi cuerpo y truncando mi alma, eliminando la luz de mi vida para darte a ti rayos de sol, te llevaría en un macetero gigante al infinito para que lo conocieses entero, te daría todo de mi..." Y aquí estoy, buscando el infinito con mi Púrpura, regando con tierra fértil mi rancho y su senda, creciendo juntos al cielo más trémulo, alcanzando la llanura de la felicidad y los altibajos de la alegría...